Un Caos.
Me encantaría poder definir de otra forma la situación Española en este momento, pero en todas las vertientes nos vemos abocados al Caos absoluto, que pone de manifiesto la estupidez de un Sistema que nació con la Transición y ha ido pervirtiéndose año tras año.
En materia económica, el despilfarro del Gobierno Central y las Autonomías nos pone frente al Rescate con una mano delante y otra detrás. Un Rescate que la inmensa mayoría de Políticos dan por hecho, que no parece importarles (pese a que conllevará más ajustes que probablemente toquen en hueso de sus respectivos chiringuitos) y que, al final, pagaremos todos.
El País está parado, improductivo, ahogado por la falta de crédito, sin inversiones en todo aquéllo que podría sacarnos del pozo, como investigación y desarrollo. El Gobierno Depredador y la acomodada clase política no quiere quedarse sin su gallina de los huevos de oro, pese a que ésta se convierta en un famélico animal del que cada vez se pueda sacar menos. Huye de la excelencia, aborrece una Ciudadanía capaz de pensar y juzgar por sí misma, preparada y resuelta a cambiar las cosas. Para ellos, cualquier atisbo de amenaza resulta insoportable.
Así, en materia social y política, el reflejo es el mismo: el caso Bolinaga revela ante todos que el Pacto no reconocido (pero a todas luces firmado) entre el PP y el PSOE para bajarse los pantalones ante los Asesinos de ETA marcha viento en popa, dispuesto a llevarse por delante y enterrar el recuerdo de las víctimas, así como demostrar, una vez más, que nuestros Gobernantes y sus afines de la 'Oposición' solo piensan en sí mismos.
Y hay mucho, mucho más: las Cajas de Ahorros, los Aeropuertos Fantasma, los Discursos vacíos donde todo el que tiene que callar, se laurea; un sinnúmero de estupideces, tomaduras de pelo y frasecitas de machote que, cada día, nos ponen los pelos como escarpias.
En fin, el Caos. Y en el centro de la tormenta, los sufrid@s Ciudadan@s, hartos de ver cómo sus espaldas se quedan maltrechas por la carga a la que son sometidas. Si hay que sacrificar a alguien en esta macabra fiesta, me temo que vamos a ser nosotros.
No quiero ser pesimista, pero sí realista.
Y la realidad dicta que todo lo que tenemos en la Moncloa, y todo lo que repta por el Congreso de los Diputados, el Tribunal Constitucional, el Supremo; los Entes Públicos; las Fundaciones; las Cajas de Ahorros; la telaraña Autonómica...está podrido, y no funciona.
Lo peor de todo es que cambiarlo nos llevará la vida, pues quiénes han perpetrado este Mundo de Yupi (más allá de ideologías, si es que profesan realmente alguna) se unirán y lucharán con uñas y dientes para seguir manteniendo el Statu Quo.
De nosotros depende poner orden dentro del caos, o sucumbir bajo su yugo.
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