A estas alturas no necesito pruebas de que Mariano Rajoy es un cobarde. Lo que en un principio se vendió como la famosa 'gestión de los tiempos', ha demostrado ser mediocridad, cobardía, inoportuna chulería, sectarismo y una preocupante falta de ideas.
Sigo alucinando con las noticias que los diferentes medios han ido anunciando tras el encuentro de Rajoy y Artur Mas, más parecido a una reunión entre Presidente de un País y Presidente de Otro, que un encuentro entre el Presidente de un País y el de una Autonomía.
Por un lado, el magnífico (MODO IRÓNICO ON) Juan Luis Cebrián elogia a Rajoy por mantener un 'Perfil bajo' ante Mas, para no cabrear al Presidente. A un niño malcriado que se porta mal y no hace sus deberes, su Padre no debe premiarle, porque de otro modo seguirá portándose mal y no haciendo sus deberes.
El 'Perfil bajo' al que alude Cebrián, no solo es peligroso sino totalmente contraproducente. Puede crear agravios comparativos con otros Presidentes/as de Comunidad Autónoma, y engordar un problema que debería haberse extinguido por la vía de la Mayoría Absoluta y la Constitución. Y no ahora, sino hace mucho tiempo (del Estatuto de Cataluña, ese regalito de Zapatero, ni hablamos).
Pero, además, Mariano Rajoy agacha la cabeza e invita a Mas a hablar sobre el tema.
Bastante tenemos los Españoles con padecer esta grave crisis, observar a diario cómo no somos iguales ante la ley; presenciar atónitos las corruptelas interminables de unos y otros; vivir el colapso de la Educación y los valores...ahora también tenemos que tragar con la chulería de unos y el poner el culo de otros, mientras la Constitución se convierte en papel de inodoro para según quién y según qué.
Por si esto fuera poco, para una vez en los últimos tiempos que el Rey no tropieza (en todos los sentidos) y escribe una Carta tímida pero clara a Artur Mas, finalmente recula y va al encuentro del Emperador a Cataluña (ojalá que vaya para afianzar su posición), y mucho me temo que será para bajarse los Pantalones y no contrariar a este Presidente autonómico cuya cateta megalomanía encuentra -por increíble que parezca- apoyos más allá de las paniaguadas zarpas de sus palmeros y de los borregos/as de turno.
Ya lo he escrito en otras ocasiones: ni Catalanes ni Españoles (Catalanes incluidos. Parece una redundancia, pero no lo es) merecemos tener a esta panda de Nacionalistas empeñados en desunir , ni el Aparato Mediático-Lameculero que los acompaña; tampoco merecemos, en absoluto, un Gobierno de la Nación con todos los medios y datos que desmontan las locas Teorías separatistas y no hace nada por evitar que prosperen.
El viaje del Emperador nos mata, de puertas afuera y adentro. Esta pantomima tiene que terminar ya por la vía de los hechos. Cuando el Presidente de un País, gran parte de los Medios Nacionales e incluso el Rey, se dedican a dorarle la píldora al despilfarrador cacique de una Autonomía, está claro que algo está fallando, de forma estrepitosa y más allá de la debacle de los 17 Mini-Estados.
Una cosa es la prudencia y otra (condenadamente diferente) la sumisión.
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