lunes, 24 de febrero de 2014

La cobardía de un Gobierno simplón


No defiendo la Monarquía. Al menos, no la que tenemos actualmente, devaluada y desprestigiada. Los años mozos y provechosos de nuestro Rey pasaron hace mucho, y ahora estorba más que ayuda.

Las corruptelas de la Infanta y su marido están ahí, como también lo están los favores que la Justicia está haciendo a la primogénita del Rey, que no ven solo los que están ciegos o son unos Demagogos natos.

Pero, entre todo este caos, está el Príncipe Felipe. Sí, criado bajo los mismos algodones que sus hermanas, pero único exponente (junto a la Reina) que los Ciudadanos podemos respetar por sus acciones pasadas y presentes, y el ejemplo que da de, al menos, tener los pies en la tierra y dejarnos en buen lugar por donde pasa. Un buen aspirante a ser Rey de todos los españoles.

Y ¿qué hace nuestro Gobierno simplón con eso? Echarle a los Leones del separatismo catalán, y ponerle de sparring para un John doe cualquiera (en este caso, el Empresario catalán y pitbull Álex Fenoll) para que le niegue el saludo, ante el beneplácito y divertimento de Artur Mas (que, por cierto, es el máximo representante de España en su Autonomía) y sus rémoras, encantados de haberse conocido pese a comportarse como unos niñatos. 

Podéis ver el 'momentazo' aquí.

Parece que Rajoy y sus palmeros no están satisfechos con hacerle el juego al Presidente Mas. Tampoco poniendo continuamente la otra mejilla sin dar un golpe en la mesa. No parece suficiente con meter la pata una y otra vez en mil materias, orinarse en el programa electoral y traicionar a los votantes y los Ciudadanos. 

También hay que hacer un alarde más de estupidez y  enviar a que le tomen el pelo (la reacción del Príncipe, por cierto, ha sido moderada, adulta y digna de mención) un montón de simples maleducados que quieren el dinero de España (de la que, por cierto, forman parte) sin estar en ella. 

Hoy hemos vivido otro ejemplo de la cobardía de un Gobierno simplón, heredero y merecedor del mismo crédito que el anterior y nefasto Gobierno. 

Y, entre medias, nos guste la Monarquía o no, un Príncipe respetuoso, educado y ejemplar (y más si lo comparamos con el resto de su familia), que ha tirado de las buenas maneras, principios y rigor del que carecen los que nos gobiernan y sus compinches de la (JA, JA) oposición "Socialista" (segundo JA, JA).

lunes, 10 de febrero de 2014

Premios Goya 2014: cultura no es con K


Nadie que me conozca o haya leído alguna vez cuestionará mi pasión por el Séptimo Arte.

Día a día vivo y respiro Cine, tanto a nivel profesional como personal. Y el Cine, en España, no es patrimonio de unos pocos, y menos aún de aquéllos cuyas acciones tienen consecuencias directas en la maltrecha industria de nuestro País.

El talento está ahí, y existe. La discusión del modelo solo es indiferente para los que quieren que todo siga igual que antes, que ningún proyecto salga adelante si no hay una subvención de por medio. Que la calidad del producto y su funcionamiento por sí solo sea algo secundario.

Todas las semanas veo proyectos de grandes Directores y creadores 'fuera' de la industria. Jóvenes talentos que arriesgan su dinero con proyectos pequeños, que se estrenan a través de internet, se exhiben en auditorios y cafés al final, allá donde el público quiera verlos.

La lección que dejan estos talentos está clara: quien quiere, puede. Para crear magia solo hacen falta talento, compromiso y ganas.

Por eso, tengo que avergonzarme, como consumidor y amante del Cine que soy, por lo visto en la Gala de los Goya de ayer Domingo 9 de febrero.

No quiero sentirme representado por los que van a la ceremonia empeñados en que se hable de todo, menos de Cine. Señores, hay foros para todas las cosas, y las protestas pueden hacerse en cualquier momento y lugar. La Democracia, les guste o no, es lo que tiene.

¿En qué ayudan a las películas y a la Industria, criticando por sistema a quiénes les subvencionan?; ¿qué beneficio puede traer a las películas a concurso, a su proyección internacional o a la imagen al resto del mundo que damos del cine español, el exhibir pegatinas o soltar soflamas que poco o nada tienen que ver con la que debería ser una gran noche?; ¿acaso tiene sentido enfrentarse directamente con la mitad de su público potencial?; ¿por qué reducirlo todo a lo fácil y lo chabacano, dónde ha quedado el estilo?

No seré yo el que diga que el cine no es cultura. Lo es, pero con C, no con la K que nos quieren vender hipócritas con traje que por un lado piden bajadas del IVA e impuestos, reformas laborables y sanidad pública, mientras en su día a día ejemplifican todo lo contrario a lo que critican con incendiario ahínco.

El cine español es de todos los españoles, y más cuando lo sufragamos con nuestros impuestos. No se adueñen de el para sublimar sus pulsiones revolucionarias ni abochornar a todos los que esperamos una fiesta que hable de lo que vemos en la gran pantalla.

Nada más. Ni nada menos.   Y sí, el Ministro Wert debió ir a la Ceremonia, porque le va en el sueldo, y porque, además, su ausencia solo ha dado más combustible a una panda de interesados pirómanos.

domingo, 2 de febrero de 2014

¿Bofetadas, qué bofetadas?



Dicen que engañarse a uno mismo es síntoma de estupidez.

Pero lo cierto es que hay por ahí individuos que aunque les esté lloviendo encima, se empeñan en decir que el cielo está azul y no cae ni una gota.

Si el problema es climatológico no pasaría nada. La cosa se pone fea cuando este mundo de fantasía autoimpuesto en que la realidad se diluye afecta a un Gobierno, un Partido, una compadre oposición  y, por desgracia, a los pobres hombres y mujeres que vivimos en el País que gobiernan.

En las últimas dos semanas el Partido Popular ha recibido de todos lados una dosis de realidad, que se empeña, una y otra vez, en pasar por alto: el nacimiento de VOX; la marcha de Alejo Vidal-Quadras; la renuncia de Mayor Oreja a presentarse a las europeas; la no asistencia de Aznar al recien terminado y autopropagandístico Congreso popular.

Pero eso no es todo. La desafección del electorado de centro-derecha con el PP es tan palpable que, de puertas para adentro, la escisión entre los nuevos populares y los viejos se acrecienta cada día más.

¿Y, qué hacen con semejante problema? Nada, salvo autoafirmarse en que el suelo está mojado pero no es porque llueve. Ellos y solo ellos son la salvación de España contra el independentismo, el terrorismo y, si me apuran, cualquier futura invasión extraterrestre.

Parece mentira que tenga que ser la fundación FAES la que abra los ojos con el excelente FAQ publicado sobre la secesión catalana; parece mentira que un Partido tan seguro de sí mismo como dice estar denigre a formaciones como VOX, tildándolos de estrafalarios aventureros. Parece mentira que quien se cree mejor que los demás esgrima como argumentario el ataque que antes censuraba. Mismo perro con distinto collar.

Puede que la economía se recupere en los próximos años. Puede que en estos dos años de legislatura que quedan comencemos a levantar cabeza y las familias respiren un poco. Puede que los catalanes den marcha atrás y no se separen. Puede incluso que olvidemos los tejemanejes de parte de la familia real, la corrupción generalizada, el control de muchos medios; puede que todo esto ocurra pero, de ser así ¿cuánto será culpa del Gobierno y del principal partido de la oposición?

(Lo sé, si paran de leer y escuchan atentamente... oirán grillos).

España está sufriendo la cruz de dos Partidos venidos a menos, totalmente instalados en su propia supervivencia, ajenos completamente a la realidad, por muy fuerte que les de en la cara. Nada habría más descriptivo y contundente para aclararles las ideas que sufrir el tremendo batacazo que merecen en las europeas y, también, en las generales.

¿Seremos lo suficientemente sabios y valientes como para darles una bofetada con verdadera democracia, ejerciendo nuestro derecho al voto con sentido común y no simple inercia? No pido el voto para nadie (de hecho, a mi aún tienen que convencerme) pero tengo claro que, ahora más que nunca, mi voto tiene que ser útil.

La opción menos mala ya no es una opción para mi. Y quien se empeña en decir que las cosas son como no son, aunque tengan las evidencias delante, insultan mi inteligencia, y la de muchos otros.

Ésta vez no. La propaganda se ha acabado. Quien quiera creerse las mentiras que le venden en un mundo repleto de información, sin contrastarlas y buscar la otra cara de la noticia, libre es de desperdiciar el único derecho que define una democracia verdadera y que, eso sí, no podrán quitarnos los que mienten por sistema, viviendo en una realidad alternativa, que no es la nuestra.

Sí, las bofetadas vienen, y duelen. Señores del PP y del PSOE, principales partidos... es hora de reiniciar.