miércoles, 26 de diciembre de 2012

El Discurso del Rey


No nos engañemos. El Discurso navideño del Rey, tradicionalmente, siempre ha sido bastante correcto

Con eso de hacerlo para todos, su propensión hacia el guante blanco a veces ha estado más acertada, y otras veces menos... o nada. 

En la Nochebuena de este año, el Discurso del Rey ha tocado fondo. Con la que está cayendo en España, obviar la cada vez menos presunta corrupción de la Casa Real (moral y económica), o el Desafío Separatista Catalán, para perderse en una suerte de Discurso que bien podría haber parido el mismísimo Papá Pitufo, es insultante. 

Insultante para cualquier Español de a pie, y debería serlo, también, para cualquier Español Monárquico.

Poco ayuda a quién se cuestione la Monarquía en nuestro País (cada vez más gente, tal y como está) experimentar discursitos como este, donde todo lo importante se mete debajo de una alfombra, pretendiendo que nunca ha pasado, y tomando a la mayor parte de la Ciudadanía por imbécil. 

Que el Rey debería retirarse ya en favor de su hijo es un tema que está sobre la mesa desde hace años. Que Don Juan Carlos aporte pruebas de su capacidad para reinar en estos tiempos cada vez resulta más difícil, si no imposible. La figura de Jefe de Estado (símbolo de Unidad y permanencia, que se dice pronto) que debería exhibir por donde pasara, ha pasado a ser la de entrañable metepatas corrupto, bravucón y bocazas.

Para Discursos así, su Majestad, mejor se calla.  

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