Año nuevo... Madrid Arena

Seguimos a vueltas con el Madrid Arena.

Las llamadas realizadas al SAMUR, recientemente desveladas, revelan una arista más del tremendo desastre donde (y en esto deberíamos estar todos de acuerdo) Miguel Ángel Flores no es el único responsable.

Por supuesto, es de necios demonizar toda la labor del Samur escuchando solo las llamadas, pero sí se puede decir que la atención, en este caso, fue nefasta. Si (como parece el caso), el operador no era tal y no estaba formado en atención telefónica ¿qué hacia allí?.

El cruce de dimes y diretes entre los implicados no se ha hecho esperar, y el cúmulo de negligencias, errores y presuntas corruptelas parece no tener fin en este tema.

No voy a extrapolar pero ¿es ésta la intachable gestión de los Servicios Públicos que, año tras año, nos vende el Gobierno de turno, ya sea estatal o autonómico? Si el Madrid Arena evidencia algo (aparte de una tragedia que podría haberse evitado) es la necesidad de aprender de esto y gestionar, de una vez, los servicios correctamente.

Aquí, los Funcionarios correspondientes elaboraron informes indicando la falta de seguridad del recinto ¿qué pasó con ellos?; ¿en qué momento el Político de turno decidió guardarlo en un cajón o pasarlo por la trituradora? Hasta el más tonto o cegado por la ideología debería reconocer la presunta trama de intereses de unos y otros, y desde luego reconocer la falta de profesionalidad, de todos.

Si los muertos no son suficientes para investigar de verdad y es la Prensa la que tiene que sacar todos los trapos sucios (cada Medio con su parcialidad correspondiente) mientras que Comisiones completas de Investigación solo hacen el ridículo e insultan la inteligencia,  los Ciudadanos vamos listos.

Una mota de polvo más en el Historial de la gestión política de nuestro País. Así ¿cómo quieren que disminuya la desafección de la Ciudadanía con la Clase Política?

Espera, quizás les importe un pimiento que aumente o no, siempre y cuando puedan besar bebés y visitar Fundiciones...en tiempo de elecciones. El único que, realmente, les importa.