Estamos hartos de desayunarnos corrupciones, sediciones,
engaños y tejemanejes.
Los Políticos españoles de primera plana, en general, y todos sus paniaguados alrededor son iguales que los que podríamos encontrar en
cualquier República Bananera, nos guste o no. Nuestra Democracia está con un
pie en la tumba, gracias al borreguismo
general reinante, la Crisis de las narices (la económica y, peor aún, la
intelectual y de valores), la parcialidad de la gran mayoría de los Medios, y
una Casta que solo se sirve a sí misma.
A estas alturas, una persona educada como yo, que estrecha
la mano y saluda a todo el Mundo de acuerdo a la más mínima educación, se da
cuenta de que, de todos los Políticos que conoce, solo estrecharía la mano, a
día de hoy y con sinceridad, a tres: Esperanza Aguirre, Tony Cantó (toda una
sorpresa) y, sobre todo, Albert Rivera.
Ante la peligrosa payasada del Parlamento Catalán de ayer, y
la laxitud del Gobierno de España que, sinceramente, no sé en qué momento
decidirá actuar, Albert Rivera volvió a poner todos los puntos sobre las íes
con un discurso excepcional, donde destapó el despropósito catalán de manera
certera, clara y concisa.
Desde el oprimido Durán hasta sacar a la palestra la
Constitución, Rivera demostró una vez más sus
crecientes capacidades políticas,
y volvió a reconciliarme con un oficio cada vez más cercano al parasitismo.
Con Políticos así dando guerra en primera plana, lo mismo en
el futuro vemos en Cataluña un Gobierno de verdad, con servidores públicos de
verdad. No el actual Gobierno de presuntos ladrones, reales paletos y
auténticos sectarios.
Si España tiene que robar algo a Cataluña, yo me llevaba a
Albert Rivera a las Cortes, escoba en mano.
Seguro que intentaría sacar la basura, y no meterla bajo la
alfombra, hasta que reviente.
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