La imagen que abre este post corresponde a una noticia de El Mundo titulada
'Condenados al Desahucio'. En ella, de nuevo, observamos las enormes consecuencias Sociales que está trayendo la Crisis, maximizadas en ocasiones por los medios y en ocasiones escondidas y minimizadas... por los medios.
A estas alturas, lo que antes nos escandalizaba o era motivo de encendidos debates parece cotidiano: desahucios, desempleo, manifestaciones, corrupción; empiezan a formar tarde de nuestro día a día y, como todo lo que se convierte en costumbre, al final corre el riesgo de darte igual.
Y no hay peor momento para que las cosas nos den lo mismo, que éste. A mi alrededor no solo desayuno noticias malas unas tras otras, sino que prácticamente todos y cada uno de nosotros conocemos a alguien que se encuentra en una situación difícil, que haya tenido que emigrar o que se levante cada mañana con la sensación de que el futuro, como poco, resulta incierto.
Y las tintas se van cargando cada vez más. En las Redes Sociales se ha instalado el victimismo, el revanchismo o la eterna y nada beneficiosa separación entre los de Derechas y los de Izquierdas, siempre en términos absolutos. El enfrentamiento y la crispación están a la orden del día.
La Sociedad está tan harta y el País tan corrupto y corrompido, que las opciones políticas e ideológicas que antes nos helarían la sangre comienzan a ocupar el subconsciente de esa mayoría informe capaz de armarla con inimaginables consecuencias al ritmo del manipulador de turno.
Y ante semejante Panorama ¿qué encontramos? Un Gobierno
obsesionado con la Economía e incapaz de trasladar confianza a los Ciudadanos, que se debate entre el continuismo que no haga peligrar el Bipartidismo reinante, sus propios
marrones y la cruda realidad; la Oposición mayoritaria del PSOE, mientras tanto, se echa al Monte intentando recuperar el Poder a cualquier precio, aunque para ello tenga que sacrificar a todo el que se le ponga por delante, le vote o no; entre medias, un montón de Partidos minoritarios de todo pelaje. Unos queriendo la regeneración democrática que el País necesita; otros buscando ver por donde la palma España para sacarle todo el Jugo al cadáver.
Pero hay más: la Justicia, politizada. La Policía y el Ejército, ninguneados; la Corona, en horas bajas e incapaz de dar el golpe en la mesa y asumir las responsabilidades que ha de depurar para reivindicarse con alguna opción de futuro.
¿Y los Medios? La parcialidad se ha instalado de forma generalizada, y cada Periódico, Televisión, Radio etcétera defiende a los suyos. Las pocas que tienen cierta independencia se las ven y se las desean, navegando en aguas turbulentas intentando conservar la cordura que todas las demás parecen haber perdido.
Y también: Secesionistas que se lo llevan crudo, Contertulios y Contertulias que saltan de mesa en mesa diciendo siempre lo mismo y el continuo encumbramiento de Héroes con pies de barro y Mafosetes que en un País que realmente no sufriera una crisis morrocotuda solo serían objeto de mofa y escarnio.
En fin, lo más granado de la inmundicia se empeña en que los españoles de a pie de cualquier ideología, que quieren lo mejor para su País, no tengan las herramientas necesarias para salir a flote. Algunas cosas están cambiando, sí, y que al menos se hagan las preguntas necesarias me hace pensar que hay luz al final del túnel.
Es hora de que nos deje de importar si Rajoy ganó o no el Debate sobre el Estado de la Inacción. Es hora de dejar de echarnos la culpa los unos a los otros, intentando justificar lo injustificable. Parece evidente para cualquiera que no se ponga o le pongan la venda en los ojos, que nuestros Gobernantes tienen que cambiar de cabo a rabo la forma que tienen de gobernarnos.
La Crisis está en todas partes, y seguirá estando allí hasta que apartemos los Árboles que día a día nos enfrentan , y empecemos a ver el Bosque. Todos juntos, con serenidad, argumentos y, desde luego, no bajando al nivel donde los que ostentan el Poder nos quieren.
O eso, o que nos dé todo igual en lo que nuestro culo esté bien sentado. Pero, cuando dejé de estarlo ¿qué?