miércoles, 3 de octubre de 2012

A vueltas con las Manis


No seré yo el que diga que la gente no tiene derecho a manifestarse.

Estamos viviendo la peor crisis de la historia, y observando como ésta deja  España como un Solar. La riqueza y el cacareado y falso 'Estado del Bienestar', se van para no volver, y la nueva realidad nos atiza con virulencia.

La acción del Gobierno y sus medidas, serán más o menos compartidas por los Ciudadanos que, como tal, podrán manifestarse si creen vulnerados, minorados o maltratados sus derechos. Hasta ahí perfecto. Como he dicho antes, no seré yo quién ponga en duda el derecho a manifestación porque -además- muchas de las medidas de eminente carácter político que está tomando el Gobierno, me repugnan.

Pero ninguna manifestación debería llevarse por delante el trabajo y los derechos de otros, desprotegidos y en la Ruina.

En una manifestación legal, convocada correctamente y con todos los permisos, deberían salvaguardarse tanto los derechos de los manifestantes, como de los Ciudadanos que se vean afectados por los efectos de la manifestación.

Una manifestación ilegal, habría que desmantelarla siempre, y no dependiendo del Político de turno.

Se está haciendo mucha demagogia y pesca en río revuelto por parte de ciertos Partidos y personas, demonizando declaraciones como las de la Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, abogando por poner coto a las manifestaciones. 

Sin embargo, las Organizaciones de Manifestantes dan la callada por respuesta ante el hecho de que muchos comerciantes ven cómo sus comercios se van a la ruina, y además se hartan con tantas y tan seguidas marchas, no siempre pacíficas y no siempre cívicas. 

Evidentemente, algo no funciona. Tanto Cifuentes como el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce, abogan por cambios en los parámetros y derechos de manifestación. 

A mi modo de ver, tan respetable es quién se manifiesta, como quién no lo hace, y ambos, dentro de un ámbito legal, tienen que estar protegidos.

Aparte de consideraciones como el daño a la imagen de España, la efectividad habitual de las manifestaciones en la acción de los Gobiernos etcétera, no se puede defender unos derechos quitando esos mismos derechos a otros.

Si no se producen cambios (y más sabiendo que nos espera un final de 2012 convulso, y un 2013 incierto, como poco), la cosa irá a peor, y al final seguirán pagando justos por pecadores, mientras unos cuantos interesados, desaprensivos, sectarios y oportunistas sacan tajada mirando para otro lado. 

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