domingo, 6 de julio de 2014

¿Mismos perros, con distintos collares?


Lo confieso. Sigo fascinado por la Política. Para algunos, con la que está cayendo, esto les parecerá un sacrilegio. Porque la Política, en general, no vive sus mejores momentos, sobre todo en los dos grandes Partidos que se han repartido el gobierno en España durante las últimas cuatro décadas

Las elecciones europeas y sus resultados, han precipitado una sucesión de acontecimientos que, vistos desde fuera, tienen enorme interés pero, también, ponen los pelos de punta. 

El lunes tendrá lugar el debate que decidirá el destino inmediato del PSOE. Independientemente de que se comulgue o no con las ideas de este histórico partido, lo cierto es que una Democracia sana, que pueda tildarse como tal, necesita políticos de renombre, tanto en el gobierno como en la oposición. 

Y no un renombre cimentado en escándalos o discursos vacíos, sino en la ejemplaridad y, sobre todo, el servicio a España y los Españoles.  Algo que, a día de hoy, resulta imposible encontrar en PP y PSOE, que parecen más necesitados que nunca de una revolucionaria renovación. 

No nos engañemos, la política actual está llena de eslóganes y frases que podrían aparecer en cualquier galletita de la fortuna. Aquellos partidos y políticos que exhiben discursos de calado aún no atesoran suficiente poder para gobernar, torpedeados una y otra vez por los medios afines a PP y PSOE que, cada día, demuestran que su única ambición es mantenerse en el poder, aunque se lleven al país por delante. 

El PP tiene la vista en las próximas elecciones, con el cortoplacismo por bandera. El PSOE, presenta tres candidatos que tienen que basarse en la mera imagen. Perros más modernos, con distintos collares. Nada de lo que ha dicho Madina, Sánchez o Tapias se ha salido del guión, y mucho obedece, simplemente, a ver cómo Pablo Iglesias y los suyos están adelantándoles por la izquierda. Y, quien crea en Pablo Iglesias y su Partido, preferirá el original antes que cualquier copia interesada. 

No es que Podemos tenga mejor discurso (que no lo tiene, pero sí un líder carismático con la cabeza bien amueblada, capaz de ofrecer maná del cielo a un pueblo ahogado que se agarra a un clavo ardiendo y respaldado, además, por medios de comunicación tan potentes y mediatizados como La Sexta), pero sí uno que ha calado en gran parte de la Sociedad, harta de la Casta que encarnan Socialistas y Populares (en ambos casos, es un decir a día de hoy).

Por tanto, el nuevo líder del PSOE no puede ser una nueva cara, y nada más. Porque los españoles y la política, la de verdad, la que me fascina, no lo merecemos. Si vamos a cambiar una mediocridad corrupta por otra mediocridad por corromper; si la única solución pasa por elegir al mal menor; si los dos grandes Partidos están tan podridos que harán lo que sea menester para repartirse el poder ¿qué futuro nos espera?

No basta con que las cosas mejoren porque la economía sea cíclica, nos arrastre Europa, el sector privado haga sus deberes etcétera. Nuestros problemas no son solo económicos, sino que están arraigados en la esencia misma de nuestra joven Democracia, pervertida hasta el tuétano, irreconocible hasta para los padres que la parieron. 

La corrupción institucional de todos los poderes campa a sus anchas. Es económica, moral... vital. La idea de País se diluye, perdida entre tantos y tantos problemas emanados de las dejaciones de unos y otros. En semejante caldo de cultivo, lo último que necesitamos es que los Partidos de siempre, con sus tácticas de siempre, recuperen el poder perdido, apoltronándose a perpetuidad. 

Ni tampoco que los de nuevo cuño que dicen lo que mucha gente quiere escuchar, pero también nos condenan a un futuro a la venezolana, con más poder para un peor (sí, es posible) estado, terminen obteniendo una cuota de poder difícil de devolver a quien corresponde. 

El poder solo deben detentarlo los Partidos honestos, con un discurso coherente acompañado de medidas coherentes, y políticos dedicados a servir al pueblo, y no a desangrarlo. Porque en el momento en que un servidor público olvida a quien sirve, deja de tener legitimidad para gobernar.

Las opciones están hay, y felizmente aunque con lentitud, van recabando votos. 

Si resulta imposible una verdadera refundación de PP, PSOE (y CIU, y PNV...), si no podemos cambiar el collar y también al perro... solo saldremos adelante con la Política con mayúsculas. 

El pueblo está desesperado, pero no es tonto. La tarea que tienen por delante los UPyD, Ciudadanos, Vox etcétera es ardua, y tan importante es el mensaje y el ideario como la transmisión del mismo entre los Ciudadanos y Ciudadanas (que se lo digan a ese mago llamado Pablo Iglesias). 

No sé ustedes, pero yo no quiero, ni como votante ni como Ciudadano, que nadie me venda la moto. Sea del color (político) que sea.  

Es hora de hacer honor a la historia de la Política. 

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