miércoles, 4 de junio de 2014

Felipe VI, a la vuelta de la esquina


Estamos inmersos en un momento histórico. Y desde luego merece la pena constatarlo para la posteridad en este humilde Blog. Me he tomado mi tiempo, pues he querido paladear un poco la noticia, que llegó de sopetón, tras una semana frenética en lo que a la actualidad se refiere, liderada por las consecuencias de los resultados en las Elecciones Europeas. 

Desconozco la agenda de Zarzuela, como la conocen otros muchos periodistas que han escrito mucho sobre el tema, y especialmente sobre la abdicación de Juan Carlos I. 

Desde fuera, como Ciudadano, es inevitable pensar que las cosas no se han hecho del todo bien. Como a muchos otros, me extrañó que Rajoy anunciara lo que debería haber anunciado Juan Carlos I.  El Rey rara vez ha tenido problemas para comparecer delante de los medios de comunicación por cuestiones menos importantes. 

Ahora que debía decir algo sí o sí, lo hace otro. Y, cuando lo hace finalmente el, el discurso, por muy bueno que sea en la forma, no explica nada en el fondo, y se queda a medias, pequeño en comparación con el hecho en sí (no todos los días abdica un Rey en España).

Tiendo a decantarme por la hipótesis de que el anuncio del Rey ha cogido a todos por sorpresa. De no ser así, resultaría muy extraño que la preparación de todo lo relacionado con la abdicación se esté haciendo deprisa y corriendo, dejando varias cosas en el tintero (como qué pasará con la inviolabilidad del aún Monarca en cuanto su hijo sea proclamado -o nombrado- Rey). Si Zapatero, Rajoy, Rubalcaba y hasta la señora de la limpieza lo sabían desde enero... se han lucido.  

En cuanto a si debía o no marcharse, ahí si tengo una opinión clara: en los últimos años el Rey ha entorpecido más que ayudado, y nos ha dejado en mal lugar en numerosas ocasiones, con comportamientos erráticos y acciones impropias de alguien que debería ser ejemplar. 

No voy a entrar en su papel durante la transición, o en esas capacidades casi míticas que le atribuyen algunos. No soy especialmente monárquico, pero tampoco anti. Cuando la institución ha funcionado, creo que ha hecho un buen servicio al País. Sin Demagogias de por medio en cuanto al prespuesto (ínfimo en comparación con otras Casas Reales o lo que se llevan crudo muchos de nuestros políticos), la Casa Real puede ayudar a España, que es de lo que se trata. 

Por tanto, el relevo es bienvenido. Incluso los Republicanos estarán de acuerdo en que Felipe de Borbón no es como su regio padre. No lo era cuando éste estaba en plenas facultades, ni lo es ahora. Está preparado y libre de la culpa de algunos elementos de la familia Real que deberían dar con sus presuntos huesos en la cárcel. 

Y además, en sus primeras decisiones, parece que podará el concepto de Familia Real a Papá y Mamá, la futura Reina Letizia y sus hijas, como debe ser. El resto, que responda ante todas las indiscreciones que a los demás nos afectan cuando, como ciudadanos de a pie, las cometemos. Y si don Juan Carlos sabía algo de los presuntos chanchullos del señor Urdangarín y la Infanta, que responda por ello.   

Dado que parece imposible que el Gobierno y los Partidos dejen pronunciarse al Pueblo sobre qué quieren para España a este respecto, solo espero que Felipe VI sea un buen Rey, y deje el pabellón bien alto, con la integridad por bandera y la unidad y progreso de España como centro de su discurso. 

Si empieza así, la abdicación habrá sido el último gran acto de Juan Carlos I por el bien de España.

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