A estas alturas del embrollo solo los vídeos pueden demostrar si el atropello y fuga de Esperanza Aguirre es o no es cierto.
De serlo, pondría de manifiesto que la Presidenta del PP madrileño y (hasta ahora) una de las pocas personas que parecían tener los pies en la tierra (les gustara a la gente o no, que eso es otro debate) dentro del PP, ha metido la pata hasta el fondo y, además, ha apuntado maneras de politicucha de tres al cuarto.
Sin embargo, lo que me llama poderosamente la atención no es el hecho en sí, sino lo rápido que el PP (tortuga vital donde las haya) ha reaccionado abandonando a su suerte a la Aguirre. Esto no me choca en sí mismo, pero sí lo que subyace: no se puede confiar en ningún Político que lleve apalancado en el poder más de, no sé, pongamos 10 minutos.
A los Políticos España se la trae al fresco, y sus habitantes, también.
La señora Aguirre ha tocado las narices a Rajoy y a su club de fans, a veces con bastante razón, defendiendo unos valores que, se supone, son los que tenía el PP y, por eso, se le votó en masa cuando llegó el momento. Así que solo ha bastado una cantada de la presidenta (o un montaje muy bien orquestado, está por ver), para que el Presidente del Gobierno le de la estocada.
Con este lodazal montado ¿es posible confiar en un solo Político de ésta nuestra España, que no acabe de llegar al ruedo?
Me temo que no. Y eso SÍ que es preocupante.
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