El día a día de un tipo con muchas cosas en la cabeza, que desea compartir con vosotros.
domingo, 2 de marzo de 2014
El problema de la Sociedad
Sí, somos muy modernos todos. Y nuestra Sociedad está muy avanzada también. Vamos, que estamos que lo petamos.
¿En serio somos lo mejor de lo mejor? La verdad, me cuesta creerlo mucho, sobre todo cuando cada día nos encontramos (en nuestra vida, en la noticias, en el entorno propio o aproximado) con pruebas fehacientes de que solo somos productos manufacturados para parecer todos iguales. Un entorno donde las desviaciones de lo 'normal', son tomadas como versos sueltos.
Hay un montón de ejemplos, desde lo más alto hasta lo más bajo: en el Gobierno (de España u otros Países de nuestro entorno, igual me da) o los Partidos, todos pregonan la pluralidad, pero bailan al son de la música del jefe; en la vida diaria, el que quiere encajar tiene que hacer y opinar lo que la mayoría hace y opina; en la vida profesional, el que tiene el poder en ese momento lo festejará con un montón de seguidores que no quieren quedarse sin su parte.
Desde la Escuela hasta la tumba, nos la Sociedad nos educa para encajar.
Dicen los Políticos que el 'que se mueve no sale en la foto'. Esto es así en nuestra querida y avanzada Sociedad Occidental. Si la más fea tiene el poder, se baila con ella. Si la más fea tiene la adhesión de los demás, ídem. Lo que cada uno piense en privado o en círculos más pequeños, igual da. Algunos lo llaman 'ponerse la careta'. Otros 'interpretar un papel'. En el grupo dices negro, en la intimidad blanco. Y es lo más normal del mundo.
La realidad es que da igual cómo cada uno quiera enmascararlo, porque estamos hablando de una lacra. Si nuestra Sociedad es incapaz de la autocrítica, de la discusión constructiva, de valorar el esfuerzo conjunto y perseguir la excelencia, más allá del postureo, el politiqueo, el agrado al mediocre con poder de turno y los arreglos cosméticos, estamos condenados a la indolencia perpetua.
Puede que la situación económica y social mejore, y que nos sintamos muy bien con nuestras pequeñas victorias personales, en ocasiones alcanzadas con artes que, desde el otro lado del espejo y cuando nos conviene, censuramos. Occidente mide el éxito con parámetros que deberían asustarnos, pero con los que todos estamos, al parecer, tremendamente cómodos.
Necesitamos una revolución. Silenciosa, racional, pero dispuesta a responder a una pregunta: ¿realmente el presente que vivimos y el futuro que se vislumbra, es el que queremos?
Aunque cada día luchemos para sobrevivir, progresar y ser felices en el, yo quiero un mundo mejor. Un mundo donde realmente pueda debatir con argumentos, de forma pacífica. Donde realmente pueda entablar conversaciones constructivas; donde puede evolucionar por mis méritos, y donde los demás hagan lo mismo. Donde nos valoremos más allá del papel que nos toca representar.
Un mundo donde lo socialmente aceptado y bien visto no sea la mediocridad, el seguidismo y la falta de opinión propia.
¿Utópico? Tal vez pero ¿no debería helarnos la sangre penar que es imposible?
Quizás no sea políticamente correcto decirlo, pero la gente que hemos de valorar es la que hace lo que dice y dice lo que hace. Aunque a veces nos duela escuchar la verdad, siempre debería ser preferible para nosotros esta, y no que nos regalen los oídos solo para que no entremos en cólera, tachemos a alguien de una lista, pongamos una cruz, nos desviemos de la senda del grupo o, simplemente, opinemos, como adultos que (se supone) somos.
La Sociedad tiene un problema, aunque lo mejor sea callarse y no decir nada al respecto. No vaya a ser que cuando queramos sentarnos haya desaparecido la silla.
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Cuanta razón tienes Eduardo, desgraciadamente tod@s en algún momento de nuestras vidas, ante hechos u opiniones, hemos tenido que aceptar y callar cuando nos hubiera gustado soltar nuestros pensamientos y sentimientos. Me remito a la típica frase "Es políticamente correcto" o "Que diplomático eres", todo se resume en decir lo que los demás quieren escuchar y no lo que verdaderamente deberiamos decir.
ResponderEliminarCuando te dicen lo que no te gusta, es cuando realmente actuas y a esas personas deberiamos darlas las gracias para mejorar en nuestras vidas.