España va de culo.
Cierto, podría decirlo de otra manera. Políticamente correcta, que no ofendiera a nadie. Pero eso no cambiaría el hecho.
Enumeremos solo algunas cosas: la Educación, va de culo, perdida en un Sistema que favorece la idiocia; la Política, va de culo: los grandes Partidos han timado a sus votantes y solo quieren conservar el poder a toda costa. Los nuevos Partidos amenazan con sacar lo peor. Y los partidos potencialmente capaces de dar la vuelta a la tortilla (como VOX, UPyD y Ciudadanos), tienen un largo camino por recorrer. Los Políticos salientes de cualquier color terminan en Cementerios de Elefantes maravillosamente remunerados, algunos de ellos sin haber pisado un trabajo por cuenta ajena (de los de levantarse pronto por las mañanas y lidiar con la vida real) en su vida. Y así, pretenden aconsejar sobre la marcha del País.
La Economía, va de culo. Mejora sensiblemente, pero el paro pesa demasiado, las medidas tomadas hasta el momento son pocas y a medio hacer. No hay voluntad política para entrar en el meollo de la cuestión, que incluye el Estado de las Autonomías y el modelo productivo. Por si esto fuera poco, la UE no va mucho mejor, fruto de su cobardía y el poder de unos Países sobre otros. Muchos analistas, además, alertan de una nueva recesión.
La corrupción campa a sus anchas: en las Instituciones, en los Ruedos políticos, en los Medios de comunicación... en todas partes.
Pero, entre toda esta podredumbre, la Justicia se destaca por encima de todo. '¿Qué Justicia?', se preguntarán muchos, entre los que me incluyo. Cuando la Justicia sirve como instrumento de los poderosos, cuando castiga a algunos por delitos que a otros ni imputa; cuando ser un Juez coherente con su labor es lo extraordinario, está claro que algo falla.
Un día sí y otro también, tenemos que tragarnos los vaivenes de un Sistema de Justicia corrupto, que no toca a aquellos que tienen poder (Pujol, la Infanta...) mientras destroza a aquellos que no lo tienen, lanzando todo el peso de la ley sobre ellos. Una Justicia servil con los Políticos de turno, pendiente de ascender, que no defender el imperio de la Ley.
Los altos Tribunales se reparten entre amiguismos políticos. La garante de nuestro supuesto Estado de Derecho no está ciega, está moribunda, herida de muerte por las flechas del interés de unos pocos.
Si un Ciudadano normal tiene la certeza de que la Justicia no hará nada bueno por el en el caso de necesitarla ¿hacia dónde nos dirigimos como País?
¿Vamos a ser un País donde haya que robar a lo grande para tener el favor de la Justicia?; ¿donde tengamos que sobornar, prevaricar, estafar y mentir para campar a nuestras anchas?
Entre las reformas que necesita España para ser (realmente) una Democracia y un Estado de Derecho, la Justicia está de las primeras de la lista.
Necesitamos una Juticia para todos, sin excepción, donde paguen quienes cometan delitos, vengan de donde vengan.
La pregunta es: ¿podrán los lobos que cuidan el rebaño llevarlo al lugar que le corresponde?