Como todas las Fiestas, y por muy arcaico que pueda suponer, el Rey da el discurso a todo su Pueblo.
Personalmente, creo que la inmensa mayoría de los discursos de Don Juan Carlos ( al menos todos los que yo he visto, de pasada ), no dicen más que sandeces, presos de la corrección política.
Éste no ha sido diferente, aunque sí ha ahondado más en la debacle de valores instalada en todas las Instituciones públicas y, por supuesto, los políticos que las dirigen.
El Discurso pide lo que pide siempre, pero todo debería empezar con el ejemplo. Hasta ahora, los movimientos que se han hecho con Urdangarín no me convencen, y como suele ocurrir, son insuficientes, y más si este tema viene de lejos, y propició su marcha a Estados Unidos.
Un buen discurso, con buenas intenciones, pero agua de borrajas.
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