El Político es ese ser capaz de decir una cosa y la contraria sin despeinarse. Es normal, y más cuando se vive en un mundo embotellado donde las cosas son fáciles. Donde ganar dinero solo depende de llevarse bien con quien te hace las listas. De decir y hacer lo que haga falta para conservar el trasero calentito.
Que se suelta a Etarras como parte de un plan establecido por algún miembro pretérito de la Casta, mientras se dice que no se hace, pues no pasa nada; que se llama desagradecidas a las víctimas por querer que se haga justicia, pues no pasa nada; que se pacta con quién se demoniza para conversar el poder en ésta o aquélla región de turno, pues no pasa nada; que se usa la Justicia a la cartas, pues no pasa nada; NUNCA pasa nada.
La realidad de los Políticos es así: maleable, oportuna, siempre al servicio de unos intereses que poco o nada tienen que ver con el sentir del pueblo que les vota y, de paso, les paga.
Ya no es siquiera una cuestión de colores. Las ideologías no existen, solo los intereses, y un centro que es común a todos los Partidos: el dinero, y el Poder. La pérdida o acumulación de estos dos elementos conforman la Política contemporánea. En algunos Países 'canta' menos, en otros, como España, más.
Ésta es la realidad que nos ha tocado vivir, y desde abajo, como pobres cerdos que esperan en el matadero, estamos nosotros, expectantes. Hombres y mujeres de a pie tan cansados de quienes nos gobiernan como de quienes pretenden gobernarnos. Desayunando, comiendo y cenando cada día las bravuconerías, estupideces e incontinencias verbales de quienes no saben cual es la realidad, pues están separados de ella por una burbuja que han ido alimentando desde 1978.
La podredumbre moral e ideológica es tal que cada día tendremos una noticia que hable de ella. Siempre habrá un bocazas que paguemos con nuestros Impuestos, dispuesto a soltar una estupidez o dejar que la lengua campe a sus anchas. Ya ni la higiene democrática o el respeto a las personas les frena.
Con mi dinero han crecido Bocazas. Con nuestro sudor han crecido todos los enanos de este Circo. Y ahora ¿a quién votamos, qué derechos reales tenemos? En este momento donde solo el mal menor es una opción, estamos abocados a salir del pozo más pobres y más desesperados. Porque salir, saldremos pero ¿en qué habrán contribuido a ello quiénes nos gobiernan?
En nada, más allá de dejar el bosque quemado y yermo, para plantar una nueva generación de sus pútridos campos de idiocia.
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