Las fotos de la vergüenza no son más que el colofón a esta desfachatez que no solo señala a quienes la perpetran,sino que pone de manifiesto hasta dónde pueden llegar por un puñado de votos o una ideología sectaria y kamikaze.
Las víctimas siempre deberían de ser lo primero, y no deberían tener que reaccionar así en un País con una clase política que no fuera la escenificación de la podredumbre.
El PP no ha ido, pero su discurso, lamentablemente, no se ha oído retumbar más allá de las "cosas que siempre tenemos que decir".
Estos sinvergüenzas malnacidos seguirán mirándose al espejo a costa de la sangre derramada y un Gobierno rendido y partícipe de sus fechorías.
Hoy es un día para la infamia.
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